lunes, 21 de junio de 2010

ANA CATALINA EMMERICK ( ALEMANIA, 1774-1824 )

Siendo todavía niña fui conducida por una persona,a la cual no conocía,a un lugar que me pareció el Purgatorio.Vi muchas almas allí que sufrían vivos dolores y que me suplicaban que rogara por ellas. Me parecía haber sido conducida a un profundo abismo donde había un amplio espacio que me causó impresión de espanto y conmoción.Vi allí hombres muy silenciosos y muy tristes,en cuyo rostro se conocía, a pesar de todo, que en su corazón se alegraban,como si pensaran en la misericordia de Dios. Fuego no vi ninguno;pero conocí que aquellas almas padecían interiormente grandes penas.
Cuando oraba con gran fervor por las benditas almas,oía muchas voces que me decían al oído:"¡Gracias,gracias!".Una vez había perdido,yendo a la iglesia,una pequeña medalla que mi madre me había dado,lo cual me causó mucha pena.Tuve por pecado no haber mirado mejor por aquel objeto y con esto me olvidé de rezar aquella tarde por las benditas almas que más amaban a Dios.Pero cuando fui al cobertizo por leña,se me apareció una figura blanca,con manchas negras,que me dijo:"¿Te olvidas de mí?".Tuve mucho miedo y al punto hice la oración que había olvidado.La medalla la encontré al día siguiente bajo la nieve cuando fuí a hacer la oración.
Siendo mayor iba a misa temprano a Koesfeld.Para orar mejor por las ánimas benditas tomaba un camino solitario.Si todavía no había amanecido,las veía de dos en dos oscilar delante de mí como brillantes perlas en medio de pálida llama. El camino se me hacía muy claro y yo me alegraba de que las almas estuvieran en torno mío,porque las conocía y las amaba mucho.También por la noche venían a mí y me pedían alivio.
El modo como se reciben las participaciones de los espíritus,es difícil de explicar.
Todo lo que se recibe es extremadamente breve. Entiendo más en este caso de una sola palabra,que comúnmente de treinta. Se entiende el pensamiento de aquel que habla,pero no se ve con los ojos y todo esto es,sin embargo,más claro y distinto de lo que puedo decir.Esto se recibe con una sensación de gozo,como quien en un día de caluroso verano recibiera una brisa fresca.No se puede expresar mejor con palabras.
Todo lo que aquella pobre alma me dijo era muy breve,como sucede en todas las comunicaciones de esta índole;con todo esto la inteligencia de las comunicaciones de las almas del Purgatorio,es de mayor dificultad;sus voces tiene algo de sofocado y de ronco,como si pasasen por medio de un instrumento,que rompe la armonía del tono,o como si uno hablase desde lo profundo de un pozo o desde el fondo de un tonel.Asimismo el sentido de sus palabras es más difícil de entender y debo poner más atención a estas voces que cuando me habla mi guía o el Señor o un santo.En estos últimos casos parece que las palabras surgiesen y penetrasen en nuestro interior como un límpido torrente aéreo y en seguida se sabe y comprende cuánto dicen.Una sola palabra expresa más el interés del alma que un discurso entero que se pronuncia comúnmente hablando.

de,Autobiografía, versión del Rdo.Pbro.José Fusch sdb. Editorial Guadalupe.Buenos Aires.2004